A través de un viaje al País del Ajedrez, muy especial por ser vainilla o chocolate, con casillas blancas y negras en el tablero, se van presentando las distintas piezas a través de cuentos, canciones, bits en la pizarra digital, carteles de fieltro en petos, títeres y marionetas.
El aula se convierte en un gimnasio para desarrollar el pensamiento, fomentar valores y habilidades sociales ,porque lo más importante es participar en el juego. Se está adquiriendo un gusto hacia él y deseamos que les lleve muy lejos.
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